martes, 15 de febrero de 2011

Norberto LEVY


Quién es Norberto Levy

Norberto Levy nació en Buenos Aires en 1936. Es médico psicoterapeuta, graduado con Diploma de Honor en la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires en 1961 y desde hace cuarenta años explora de un modo sistemático, en la clínica y en la docencia, los mecanismos de la autocuración psicológica.
Para ampliar los detalles de su trayectoria incluimos a continuación una entrevista biográfica realizada por Norma Osnajansky para la revista Uno Mismo en ocasión de la salida del libro: “ La Sabiduría de las emociones”


¿Cómo se dio en vos “el llamado”, la vocación?
Creo que lo más fuerte fue algo que mi madre me contó acerca de un momento de su vida. Cinco años después de casarse, tuvo una crisis muy importante y según me dijo, sintió intensos deseos de gritar. Se asustó muchísimo, pensando que si pegaba ese grito se volvería loca, ya que había tenido un hermano mayor que se peleaba frecuentemente con su padre, era muy rebelde y gritaba mucho. Mas tarde ese hermano enfermó mentalmente, lo internaron en un hospicio y allí murió. Ella temió que le pasara lo mismo. Me dijo “Hice un supremo esfuerzo de voluntad y acallé aquel grito”. Pero también recordaba que desde aquel día no fue la misma: estaba triste, angustiada, no sentía interés por nada. Hasta que un médico le recomendó: “Señora, usted tiene un instinto maternal muy fuerte y tener otro hijo le va a hacer bien”. “Y así naciste tú”, me dijo. De modo que, en cierto sentido, nací por indicación médica


¿Cuándo te contó esto?
Yo ya era grande. Y desde entonces medité muchas veces en esta historia porque sentí que continuaba en mí ese grito de ella. Ese grito que era su rebelión impotente contra un padre autoritario al que temía. Era su impulso de libertad que no pudo concretar porque no tenía los recursos psicológicos para respaldar esa necesidad. Más adelante, cuando durante una sesión de trabajo corporal en Esalen me encontré gritando sin límites..., sentía que era aquel grito que venía y encontraba un canal a través de mí. Y la verdad es que creo que todo mi trabajo fue signado por aquella dirección original. Eso es lo que me acompaña hasta hoy y tal vez me acompañe siempre: la necesidad de posibilitar ese grito, de darle un cauce legítimo, inteligencia y sentido. Fue lo que finalmente hice con el desacuerdo interior, porque el grito es, en última instancia, un intenso desacuerdo.


Antes de llegar a la psicoterapia, ¿alcanzaste a practicar la medicina?
Recuerdo que cuando todavía estaba en quinto año de la carrera pensaba que sería médico clínico. Sin embargo, cuando empecé a analizarme descubrí que el mundo psicológico me apasionaba. Durante siete años hice psicoanálisis intensamente, como paciente, participando en grupos de formación y haciendo supervisiones clínicas regulares.


Cumplías con todos los códigos…
Claro, en aquella época era la única forma de psicología que se practicaba en Bs. As. Hasta que en 1967 tuve una fuerte crisis; sentía que la terapia psicoanalítica que había realizado con distintos analistas no me estaba ayudando. Y corté.


¿Así nomás, sin tener todavía otro camino a la vista?
Así nomás. Y fue en ese momento cuando Krishnamurti apareció en mi vida. Un paciente me había hablado de él y comencé a leerlo. Fue un gran guía para esa etapa de vacío y transición. Recuerdo que leía con fruición sus libros y me internaba en su pensamiento...
Y también me abrí a otras visiones: Antroposofía, Homeopatía, Taoísmo, Astrología… fue un período de intensa búsqueda… y también comencé a ir a Río Abierto, donde tuve la posibilidad de expresar en plenitud mis emociones, de mover el cuerpo….y familiarizarme con aquellos gritos ancestrales.
Un poco más tarde llegó la Gestalt a la Argentina , con los laboratorios que hacían Adriana Schnake y Francisco Hunneus. Entonces entré de lleno en sus cursos formativos y vi que la psicoterapia gestáltica le daba identidad y formato clínico a aquellas ideas que tanto había leído en Krishnamurti.


También viajaste varias veces a Estados Unidos y Europa...
Sí, estuve largas temporadas en USA durante la década del 70 y comienzos del 80 estudiando en varios centros de psicología humanista. El que más se destacaba en ese momento era el Instituto Esalen, que era un formidable caldero del movimiento humanista transpersonal. También hice múltiples seminarios de trabajo corporal, incluida la formación en bioenergética, con A. Lowen. También tuve la fortuna de ser recibido por Krishnamurti durante sus charlas en Suiza y de tener con él una conmovedora entrevista personal.
Cuando regresé me dediqué por un tiempo a enseñar bioenergética, mientras iba tomando forma mi interés por el desacuerdo interior.
Hacia los 80, tuve otro encuentro significativo, en este caso con Stanislav Grof. Así como Krishnamurti me había permitido ponerles palabras a ciertas intuiciones, Grof legitimó y amplió mis percepciones de otros niveles de conciencia. Mientras esto ocurría, me daba cuenta de que todas estas vivencias y conceptos que iba incorporando se inscribían dentro de lo que reconocía y reconozco como personajes básicos de la dinámica psíquica: el rechazador y lo rechazado. De hecho, mi primer trabajo lo publiqué en 1979 en la Universidad del Salvador y se llamaba “Del autorrechazo a la autoasistencia”.


Hace mucho, entonces, que estaban presentes las semillas que luego germinaron... Exactamente. Te diría que aquellas son las mismas ideas que luego fui profundizando y expandiendo.


Hay un pilar de la gestalt, que es el trabajo con polaridades. Y siempre me pareció que lo que planteás acerca del desacuerdo interior, basado en tu confianza respecto de la capacidad autoasistencial del ser humano, representa una vuelta de tuerca muy sólida dentro de ese punto.

Yo creo que Perls nos abrió los ojos a la importancia del autoapoyo, y lo que hice fue explorar la intimidad de ese mecanismo y ver de qué estaba hecho: cómo se construye el autoapoyo desde el autorrechazo. Es algo complejo y delicado, porque en la base se encuentra un importante malentendido: hemos confundido lo que es el rechazo como energía, como acción, con la forma inmadura del rechazo. El rechazo tiene “mala prensa” y dentro de la psicología lo que está bien visto es aceptar. Muchas veces, y como sea, lo que se propicia es la aceptación. Supongamos que decís “no soporto tener miedo, rechazo mi temor”, y lo que se suele responder es “usted tiene que aprender aceptar su miedo, o su envidia o su ira...”


Pero sin que quede claro el cómo hacer eso…
Exactamente. Entonces no te queda otro camino que dividirte: una parte tuya “hará los deberes”, tratará de aceptar, y otra se escindirá aún más y seguirá rechazando de una forma cada vez menos consciente, y se convertirá en un foco de insatisfacción y sufrimiento.


Lo que veo es que esa actitud no está presente sólo en cierta psicología, sino también en algunos modos un tanto dogmáticos o voluntaristas de entender la espiritualidad. De alguna manera, se está vaciando de contenido el concepto de “aceptación”, o convirtiéndolo en un mandato más, cuyo cumplimiento nos traería algún tipo de santidad.

Tal cual. Por eso este libro, “ La Sabiduría de las emociones”, se refiere, en realidad, a las emociones llamadas “negativas”: el miedo el enojo, la envidia, la culpa, la vergüenza. No bien calificás algo como “negativo “, ya lo has descalificado y por lo tanto dejás de escucharlo y perdés la posibilidad de comprenderlo. Esto implica un grado alto de ignorancia en relación a las emociones, la cual nos impide aprovechar la señal que ellas emiten. Por eso hablo de la importancia de reconocer que hay dos formas de rechazar: una es inmadura y destructiva y la otra es transformadora y fértil. De esto se desprende que la tarea entonces no es aceptar como único camino posible de solución, sino aprender a rechazar.


¿Rechazar es legítimo y saludable?

Absolutamente. El rechazo es tanto el motor que posibilita la vida como la causa más profunda de la enfermedad. La misma energía puede matar o curar y me he convertido en algo así como un especialista en el rechazo. La homeostasis o autorregulación, que es el mecanismo básico que permite a todo lo vivo seguir viviendo, está fundado en el autorrechazo. Respiramos porque el organismo rechaza la falta de oxígeno pero la autorrechaza con una acción eficaz: respirando. Lo mismo sucede cuando te falta agua: el organismo rechaza esa escasez sintiendo sed y haciendo que busques agua. Es un mecanismo eficiente que ya es automático y que la vida aprendió a desarrollar a lo largo de sus cinco mil millones de años de existencia en este planeta.


Me gustaría que conversemos un poco acerca de aquellas figuras que vos considerás tus maestros. Mencionaste ya a Krishnamurti. ¿Hay alguien más?
He tenido y tengo muchos maestros. Ahora vivo un intercambio más activo con la obra de Ram Dass y de Pat Rodegast. También quiero destacar especialmente la llegada a mi vida de Aníbal Sabattini, quien fue alguien muy importante para mí. Tuve la suerte de conocerlo en Río Abierto, porque era maestro de María Adela Palcos, la directora de esa Institución. Estuve a su lado durante unos diez años, y la verdad es que expandió de un modo notable mi conciencia. Nos encontrábamos para almorzar una vez por semana y charlábamos... El me transmitía sus enseñanzas a través de pequeños cuentos, como ese que luego incluí en mis clases y en mis libros: la nueva versión del mito de la expulsión del paraíso


¿Cuál es esa versión?

Lo crucial de esa versión es la descripción que hace del momento en el que Jehová, luego de comprobar que Adán y Eva habían comido la manzana que la serpiente les había ofrecido, se acerca a ella. Y en lugar de decirle: “por cuanto esto has hecho maldita serás entre todas las bestias del campo... sobre tu pecho andarás…etc." tal como se describe en la versión original, simplemente observa a la serpiente y ella se yergue sobre su cuerpo, lo mira a Jehová… ¡y con un pícaro gesto de amigos… le guiña un ojo…!!!
En este solo gesto cambia radicalmente el sentido de toda la experiencia. Cesa un antiguo paradigma basado en la desobediencia, el pecado y el castigo, en la condena y la maldición. En ese guiño la serpiente dice: “yo ya hice mi parte, todo ocurrió tal como Tú querías y estamos ingresando en una nueva etapa”. Se instala así la idea de cooperación, aprendizaje y crecimiento y dejamos de ser pecadores para ser aprendices.
Si somos pecadores estamos en una eterna lucha interna entre el bien y el mal. Pero si nos reconocemos aprendices encontramos que hay sustancia redimible porque un aprendiz aprende…
Cosas como ésta me contaba Sabattini. Y era un jubilado bancario, un hombre absolutamente anónimo, que tenía la peculiaridad, entre otras, de poder mirar al sol sin pestañear. Cuando lo hacía en mi terraza, me encantaba ver su rostro mirando al sol... tenía una placidez y una alegría propias de quien está mirando su hogar. Fue un maestro, un ser humano maravilloso que permanece vivo en mi corazón.


¿Cómo definirías a la conciencia transpersonal?
Hay muchos modos de definirla y a mi la que más me gusta no viene de un místico ni de un psicoterapeuta, sino de un artista. Una vez le preguntaron a Atahualpa Yupanqui qué pensaba de esas coplas anónimas que generaciones enteras cantan en muchos pueblos del mundo sin que nadie sepa quién es el autor. Y él respondió que la vida premia al verdadero artista con el anonimato, porque si bien nadie recordará su nombre, ninguna tumba encerrará su canto... Para mí constituye una hermosa metáfora, perfectamente aplicable al entendimiento de la conciencia transpersonal pues ésta se manifiesta cuando uno desplaza el ámbito de su identidad, cuando uno siente que uno “es” la copla y el nombre y el apellido pasan a un segundo lugar.


¿Te sucede algo así a vos, al Norberto Levy al que tantas personas se aproximan, atraídas por el envase de psicoterapeuta reconocido, autor de libros, maestro…?
Reconozco que habitan en mi los dos componentes, por una parte el ego y por otra, el progresivo acompañamiento que voy haciendo de mi disolución en la copla anónima. Afortunadamente puedo reconocer mejor los movimientos de mi ego y sus necesidades y ya no me identifico tanto con él. Junto con eso escucho en mí a quien sabe que mi nombre y apellido, mis diferentes roles, son sólo formas temporarias que la vida, que es lo que en esencia soy, tiene de manifestarse.

lunes, 25 de octubre de 2010

LO QUE EL CORAZON QUIERE, LA MENTE SE LO MUESTRA


Esta es una entrevista que La Vanguardia Digital le realizó al Dr. Mario Alonso Puig quien es Médico Especialista en Cirugía General y del Aparato Digestivo, Fellow de la Harvard University Medical School y miembro de la New York Academy of Sciences y de la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia.

Hasta ahora lo decían los iluminados, los meditadores y los sabios; ahora también lo dice la ciencia: son nuestros pensamientos los que en gran medida han creado y crean continuamente nuestro mundo. "Hoy sabemos que la confianza en uno mismo, el entusiasmo y la ilusión tienen la capacidad de favorecer las funciones superiores del cerebro. La zona prefrontal del cerebro, el lugar donde tiene lugar el pensamiento más avanzado, donde se inventa nuestro futuro, donde valoramos alternativas y estrategias para solucionar los problemas y tomar decisiones, está tremendamente influida por el sistema límbico, que es nuestro cerebro emocional. Por eso, lo que el corazón quiere sentir, la mente se lo acaba mostrando". Hay que entrenar esa mente



- Más de 25 años ejerciendo de cirujano. ¿Conclusión?

-Puedo atestiguar que una persona ilusionada, comprometida y que confía en sí misma puede ir mucho más allá de lo que cabría esperar por su trayectoria.

- ¿Psiconeuroinmunobiología?

-Sí, es la ciencia que estudia la conexión que existe entre el pensamiento, la palabra, la mentalidad y la fisiología del ser humano. Una conexión que desafía el paradigma tradicional. El pensamiento y la palabra son una forma de energía vital que tiene la capacidad (y ha sido demostrado de forma sostenible) de interactuar con el organismo y producir cambios físicos muy profundos.

- ¿De qué se trata?

-Se ha demostrado en diversos estudios que un minuto entreteniendo un pensamiento negativo deja el sistema inmunitario en una situación delicada durante seis horas. El distrés, esa sensación de agobio permanente, produce cambios muy sorprendentes en el funcionamiento del cerebro y en la constelación hormonal.

- ¿Qué tipo de cambios?

-Tiene la capacidad de lesionar neuronas de la memoria y del aprendizaje localizadas en el hipocampo. Y afecta a nuestra capacidad intelectual porque deja sin riego sanguíneo aquellas zonas del cerebro más necesarias para tomar decisiones adecuadas.

- ¿Tenemos recursos para combatir al enemigo interior, o eso es cosa de sabios?

-Un valioso recurso contra la preocupación es llevar la atención a la respiración abdominal, que tiene por sí sola la capacidad de producir cambios en el cerebro. Favorece la secreción de hormonas como la serotonina y la endorfina y mejora la sintonía de ritmos cerebrales entre los dos hemisferios.

- ¿Cambiar la mente a través del cuerpo?

-Sí. Hay que sacar el foco de atención de esos pensamientos que nos están alterando, provocando desánimo, ira o preocupación, y que hacen que nuestras decisiones partan desde un punto de vista inadecuado. Es más inteligente, no más razonable, llevar el foco de atención a la respiración, que tiene la capacidad de serenar nuestro estado mental.
- ¿Dice que no hay que ser razonable?

-Siempre encontraremos razones para justificar nuestro mal humor, estrés o tristeza, y esa es una línea determinada de pensamiento. Pero cuando nos basamos en cómo queremos vivir, por ejemplo sin tristeza, aparece otra línea. Son más importantes el qué y el porqué que el cómo. Lo que el corazón quiere sentir, la mente se lo acaba mostrando.

- Exagera.

-Cuando nuestro cerebro da un significado a algo, nosotros lo vivimos como la absoluta realidad, sin ser conscientes de que sólo es una interpretació n de la realidad.

- Más recursos...

-La palabra es una forma de energía vital. Se ha podido fotografiar con tomografía de emisión de positrones cómo las personas que decidieron hablarse a sí mismas de una manera más positiva, específicamente personas con transtornos psiquiátricos, consiguieron remodelar físicamente su estructura cerebral, precisamente los circuitos que les generaban estas enfermedades.

- ¿Podemos cambiar nuestro cerebro con buenas palabras?

-Santiago Ramon y Cajal, premio Nobel de Medicina en 1906, dijo una frase tremendamente potente que en su momento pensamos que era metáforica. Ahora sabemos que es literal: "Todo ser humano, si se lo propone, puede ser escultor de su propio cerebro".

-¿Seguro que no exagera?

-No. Según cómo nos hablamos a nosotros mismos moldeamos nuestras emociones, que cambian nuestras percepciones. La transformación del observador (nosotros) altera el proceso observado. No vemos el mundo que es, vemos el mundo que somos.

- ¿Hablamos de filosofía o de ciencia?

-Las palabras por sí solas activan los núcleos amigdalinos. Pueden activar, por ejemplo, los núcleos del miedo que transforman las hormonas y los procesos mentales. Científicos de Harward han demostrado que cuando la persona consigue reducir esa cacofonía interior y entrar en el silencio, las migrañas y el dolor coronario pueden reducirse un 80%.

- ¿Cuál es el efecto de las palabras no dichas?

-Solemos confundir nuestros puntos de vista con la verdad, y eso se transmite: la percepción va más allá de la razón. Según estudios de Albert Merhabian, de la Universidad de California (UCLA), el 93% del impacto de una comunicación va por debajo de la conciencia.

- ¿Por qué nos cuesta tanto cambiar?

-El miedo nos impide salir de la zona de confort, tendemos a la seguridad de lo conocido, y esa actitud nos impide realizarnos. Para crecer hay que salir de esa zona.

- La mayor parte de los actos de nuestra vida se rigen por el inconsciente.

-Reaccionamos según unos automatismos que hemos ido incorporando. Pensamos que la espontaneidad es un valor; pero para que haya espontaneidad primero ha de haber preparación, sino sólo hay automatismos. Cada vez estoy más convencido del poder que tiene el entrenamiento de la mente.

- Deme alguna pista.

-Cambie hábitos de pensamiento y entrene su integridad honrando su propia palabra. Cuando decimos "voy a hacer esto" y no lo hacemos alteramos físicamente nuestro cerebro. El mayor potencial es la conciencia.

- Ver lo que hay y aceptarlo.

-Si nos aceptamos por lo que somos y por lo que no somos, podemos cambiar. Lo que se resiste persiste. La aceptación es el núcleo de la transformación.

DR.MARIO ALONSO PUIG

viernes, 22 de octubre de 2010

EL VERDADERO VALOR DEL ANILLO





Un joven concurrió a un sabio en busca de ayuda.

- Vengo, maestro, porque me siento tan poca cosa que no tengo fuerzas para hacer nada. Me dicen que no sirvo, que no hago nada bien, que soy torpe y bastante tonto. ¿Cómo puedo mejorar maestro?. ¿Qué puedo hacer para que me valoren más?

El maestro, sin mirarlo, le dijo:

- ¡Cuánto lo siento muchacho, no puedo ayudarte, debo resolver primero mis propios problemas. Quizás después… Si quisieras ayudarme tú a mí, yo podría resolver este tema con más rapidez y después tal vez te pueda ayudar.

- E… encantado, maestro -titubeó el joven pero sintió que otra vez era desvalorizado y sus necesidades postergadas-.

- Bien -asintió el maestro-. Se quitó un anillo que llevaba en el dedo pequeño de la mano izquierda y dándoselo al muchacho agregó: Toma el caballo que está allí afuera y cabalga hasta el mercado. Debo vender este anillo para pagar una deuda. Es necesario que obtengas por él la mayor suma posible, pero no aceptes menos de una moneda de oro. Vete y regresa con esa moneda lo más rápido que puedas.

El joven tomó el anillo y partió. Apenas llegó, empezó a ofrecer el anillo a los mercaderes. Estos lo miraban con algún interés hasta que el joven decía lo que pretendía por el anillo. Cuando el joven mencionaba la moneda de oro, algunos reían, otros le daban vuelta la cara y sólo un viejito fue tan amable como para tomarse la molestia de explicarle que una moneda de oro era muy valiosa para entregarla a cambio de un anillo.

En afán de ayudar, alguien le ofreció una moneda de plata y un cacharro de cobre, pero el joven tenía instrucciones de no aceptar menos de una moneda de oro, así que rechazó la oferta.

Después de ofrecer su joya a toda persona que se cruzaba en el mercado -más de cien personas- y abatido por su fracaso, montó su caballo y regresó.

¡Cuánto hubiese deseado el joven tener él mismo esa moneda de oro! Podría habérsela entregado al maestro para liberarlo de su preocupación y recibir entonces su consejo y su ayuda.


- Maestro -dijo- lo siento, no es posible conseguir lo que me pediste. Quizás pudiera conseguir 2 ó 3 monedas de plata, pero no creo que yo pueda engañar a nadie respecto del verdadero valor del anillo.

- ¡Qué importante lo que dijiste, joven amigo! -contestó sonriente el maestro-. Debemos saber primero el verdadero valor del anillo. Vuelve a montar y vete al joyero. ¿Quién mejor que él para saberlo?. Dile que quisieras vender el anillo y pregúntale cuánto da por él. Pero no importa lo que ofrezca, no se lo vendas. Vuelve aquí con mi anillo.


El joven volvió a cabalgar. El joyero examinó el anillo a la luz del candil, lo miró con su lupa, lo pesó y luego le dijo:

- Dile al maestro, muchacho, que si lo quiere vender ya, no puedo darle más que 58 monedas de oro por su anillo.

- ¿¿¿¿58 monedas???? -exclamó el joven-.

- Sí, -replicó el joyero-. Yo sé que con tiempo podríamos obtener por él cerca de 70 monedas, pero no sé… Si la venta es urgente…

El joven corrió emocionado a casa del maestro a contarle lo sucedido.


- Siéntate -dijo el maestro después de escucharlo-. Tú eres como este anillo: una joya única y valiosa. Y como tal, sólo puede evaluarte verdaderamente un experto. ¿Qué haces por la vida pretendiendo que cualquiera descubra tu verdadero valor?

Y diciendo esto, volvió a ponerse el anillo en el dedo pequeño de su mano izquierda.


J.Bucay

miércoles, 22 de septiembre de 2010

Trastorno afectivo estacional



Se refiere a episodios de depresión que ocurren cada año durante el otoño o el invierno. Los síntomas mejoran en la primavera o el verano.

El trastorno puede comenzar en la adolescencia o principios de la adultez y, como cualquier otra forma de depresión, ocurre con más frecuencia en las mujeres que en los hombres.

La mayoría de las personas que padecen "depresión de invierno" o "claustrofobia" no tienen trastorno afectivo estacional (TAE). Las personas que viven en lugares con largas noches de invierno no necesariamente son más propensas a padecer este trastorno.

Se desconoce la causa de este trastorno, pero se cree que está relacionada con muchos factores como:

  • La luz ambiental
  • La temperatura corporal
  • La regulación hormonal

Existe una forma rara que ocurre en el verano.

Los síntomas generalmente se intensifican gradualmente a finales del otoño y en los meses de invierno.

  • Depresiones en las tardes con disminución de la energía y la concentración
  • Aumento del apetito con aumento de peso (la pérdida de peso es más característica de otras formas de depresión)
  • Aumento del sueño y somnolencia diurna excesiva (los problemas para dormir son más característicos de otras formas de depresión)
  • Falta de energía y pérdida de interés en el trabajo y otras actividades
  • Movimientos lentos, perezosos, letárgicos
  • Aislamiento social
  • Tristeza e irritabilidad

Como en otros tipos de depresión, los antidepresivos y la psicoterapia pueden ser efectivos.

Hacer caminatas largas durante las horas del día y hacer ejercicio pueden mejorar los síntomas. Manténgase activo socialmente, incluso si esto implica algún esfuerzo.

La fototerapia utilizando una lámpara especial con una luz brillante y fluorescente (10.000 lux) para simular la luz del sol también puede servir.

  • Siéntese a unos pies de distancia de la caja de luz durante aproximadamente 30 minutos cada día, preferiblemente temprano por la mañana, para simular la salida del sol. Un mejoramiento en los síntomas de depresión debe ocurrir al cabo de 3 a 4 semanas si la fototerapia va a ayudar.
  • Los efectos secundarios incluyen fatiga ocular y dolor de cabeza. La gente que toma fármacos que los hacen más sensibles a la luz, como ciertos medicamentos para la psoriasis, antibióticos o antipsicóticos, deben evitar la fototerapia. Se recomienda un chequeo con el oftalmólogo antes de comenzar el tratamiento.

Comúnmente, los síntomas mejoran por sí solos con el cambio de las estaciones.


sábado, 18 de septiembre de 2010

El elefante encadenado- J.Bucay


Cuando yo era chico me encantaban los circos, y lo que más me gustaba de los circos eran los animales. También a mí como a otros, después me enteré, me llamaba la atención el elefante. Durante la función, la enorme bestia hacía despliegue de su peso, tamaño y fuerza descomunal... pero después de su actuación y hasta un rato antes de volver al escenario, el elefante quedaba sujeto solamente por una cadena que aprisionaba una de sus patas a una pequeña estaca clavada en el suelo.
Sin embargo, la estaca era sólo un minúsculo pedazo de madera apenas enterrado unos centímetros en la tierra. Y aunque la cadena era gruesa y poderosa me parecía obvio que ese animal capaz de arrancar un árbol de cuajo con su propia fuerza, podría, con facilidad, arrancar la estaca y huir.
El misterio es evidente:
¿Qué lo mantiene entonces?
¿Por qué no huye?
Cuando tenía cinco o seis años, yo todavía confiaba en la sabiduría de los grandes. Pregunté entonces a algún maestro, a algún padre, o a algún tío por el misterio del elefante. Alguno de ellos me explicó que el elefante no se escapa porque estaba amaestrado.
Hice entonces la pregunta obvia:
–Si está amaestrado ¿por qué lo encadenan?
No recuerdo haber recibido ninguna respuesta coherente.
Con el tiempo me olvidé del misterio del elefante y la estaca... y sólo lo recordaba cuando me encontraba con otros que también se habían hecho la misma pregunta.
Hace algunos años descubrí que por suerte para mí alguien había sido lo bastante sabio como para encontrar la respuesta:
El elefante del circo no escapa porque ha estado atado a una estaca parecida desde que era muy, muy pequeño.
Cerré los ojos y me imaginé al pequeño recién nacido sujeto a la estaca.
Estoy seguro de que en aquel momento el elefantito empujó, tiró y sudó tratando de soltarse. Y a pesar de todo su esfuerzo no pudo.
La estaca era ciertamente muy fuerte para él.
Juraría que se durmió agotado y que al día siguiente volvió a probar, y también al otro y al que le seguía...
Hasta que un día, un terrible día para su historia, el animal aceptó su impotencia y se resignó a sus destino.
Este elefante enorme y poderoso, que vemos en el circo, no escapa porque cree –pobre– que NO PUEDE.
Él tiene registro y recuerdo de su impotencia, de aquella impotencia que sintió poco después de nacer.
Y lo peor es que jamás se ha vuelto a cuestionar seriamente ese registro.
Jamás... jamás... intentó poner a prueba su fuerza otra vez...
Vamos por el mundo atados a cientos de estacas que nos restan libertad... condicionados por el recuerdo de «no puedo»...
Tu única manera de saber, es intentar de nuevo poniendo en el intento todo tu corazón...

jueves, 9 de septiembre de 2010

¿Sufre usted crisis de pánico? -Segun el Dr. Oscar R. Carrión



Las crisis de pánico son: espontáneas e inesperadas; y simulan ser una crisis cardíaca. Por lo general son recurrentes transformándose en un Trastorno afectando toda la calidad de vida y complicándose con Agorafobia (miedo a alejarse de su hogar). Este tipo de crisis o ataques se observan en personas que sin duda están previamente predispuestas a sufrir y que llegan a sumar 30 de cada 100 habitantes de una población normal. En éstas personas PREDISPUESTAS, cuyo sistema nervioso de alerta funciona predominantemente sobre otros. Se produce un día un HECHO DESENCADENANTE, que puede ser de importancia como la muerte de un familiar o amigo querido, un susto, una descompostura, o también a veces un hecho banal como agacharse bruscamente o girar la cabeza. El problema es que a partir de ese HECHO DESENCADENANTE comienzan a repetirse síntomas inesperados como ser palpitaciones, angustia respiratoria, sensación de falta de aire u ocupación de cabeza, mareos y transpiraciones.

A veces, luego de un tiempo de transcurridos los síntomas y EN OTROS CASOS EN FORMA BRUSCA Y DIRECTA comienza a aparecer las CRISIS DE ANSIEDAD INESPERADA O PANICO. Aquí el paciente comienza con los síntomas descriptos, dolor de pecho, angustia y fuerte miedo o terror que lo paraliza, que le hace solicitar el auxilio de su familia, huir o refugiarse en cualquier lado con un temor a hacer el ridículo delante de otros y un particular miedo de volverse loco o perder el control. Si las crisis son muy intensas o en personas particularmente predispuestas pueden producirse sensaciones de DESREALIZACION o sea sentimientos de extrañeza, como que el entorno, las cosas o aún el rostro de los familiares cambia, o en otras se siente el cambio del propio cuerpo, del rostro, fenómeno descripto como DESPERSONALIZACION.

En general las crisis son breves, no pasan de 10 a 20 minutos pero tienden a repetirse con frecuencia variable hasta reproducirse varias veces por día en algunos casos. Durante las crisis se producen un sinnúmero de reacciones del sistema nervioso vegetativo pudiendo demostrarse según las personas crisis de aceleración cardíaca, dificultad respiratoria, picos de hipertensión arterial, dolores de estómago, urgencias de micción, mareos, vértigo, o sudoración como ya vimos. En una parte de los casos MAS FRECUENTEMENTE EN LAS MUJERES comienza a desarrollarse paulatinamente una expectativa ansiosa de temor a sufrir las crisis, un miedo a sufrir ataques sobre todo en público y hacer un mal papel delante de otros. Este síntoma llamado AGORAFOBIA va confinando paulatinamente a los pacientes a sus domicilios o en casos graves a sus habitaciones. El paciente deja de salir SOLO a la calle con gran temor a descomponerse y si se ve precisado a hacerlo va pasando por POSTAS o lugares de seguridad donde pueda refugiarse en caso de sobrevenir el "ATAQUE".

Si es forzado a concurrir a un restaurante, cine o lugar público se siente cerca de la puerta o del baño para poder huir y refugiarse sin ser vistos. Generalmente su vida se transforma en un DRAMA, su calidad de vida y la de su familia caen notablemente, perdiendo su rendimiento laboral. A esto hay que agregarle la total incomprensión familiar, ya que, a lo sumo, como lógico, consultan al médico, quién al no estar al tanto del problema, o bien le quita importancia, o bien realiza un diagnóstico del síntoma y basa en ello su tratamiento. Hay entonces pacientes que así transcurren 20 o 30 años de su vida en un estado de verdadera parálisis con total dependencia de un familiar o evitando movilizarse a ningún lado privándose de su libertad y del disfrute normal de su vida, cuando no sometido por años a tratamientos por supuestos problemas crónicos como hipertensión, trastornos digestivos o de otra índole. Pero el peor de los problemas es que indefectiblemente el problema fóbico crónico termina en DEPRESION, llamada por ello SECUNDARIA con alto riesgo incluso de suicidio. Encima el paciente, que no encuentra alivio ni comprensión a su padecimiento crónico cae a veces en la práctica de ALCOHOLISMO ya que observa con las primeras ingestas de bebida alcóholicas que sus síntomas mejoran a veces notablemente. Claro que al pasar el efecto del alcohol deben entonces ser aumentadas progresivamente para lograr los mismos efectos, cayendo entonces el paciente en un círculo vicioso que del que resulta muy difícil salir. Un problema similar ocurre con los psicofármacos cuando el paciente los toma mal, generalmente recomendados por alguna amiga o incluso por un médico que, al no conocer el cuadro de pánico los maneja inadecuadamente en dosis no correctas lo que en general agrava la situación. En otras, aún bien indicado por el profesional, el psicofármaco, víctima de los prejuicios ignorantes de personas no informadas, no es tomado adecuadamente por el paciente aún SIN informar a su médico quién se desespera por no obtener resultados creyendo fracasado el tratamiento. Se trata entonces de una enfermedad de múltiples causas, donde intervienen la predisposición genética, factores desencadenantes y condicionamientos psicosociales secundarios. ¿Tiene entonces esperanzas un paciente FOBICO con estas características?. Claro que las tiene. El cuadro FOBICO ES UN PADECIMIENTO CRONICO PERO DE MUY BUEN PRONOSTICO. Tratado en forma adecuada va casi siempre seguido de remisión a veces espectacularmente inmediata, sobre todo si se emplean para ello determinados psicofármacos en forma adecuada. Pero esa remisión, debe en la mayoría de los casos de ser acompañados por otro tipo de tratamientos, sobre todo tratamientos grupales Cognitivos Comportamentales que permitan perder el miedo y repongan de la libertad al paciente.

jueves, 10 de junio de 2010

DUELOS


El duelo es el conjunto de sentimientos, pensamientos, estados de ánimo, comportamientos y reacciones fisiológicas que vive el ser humano por alguna pérdida significativa

El duelo no es eterno, éste dura entre seis meses y un año y medio o dos; sin embargo puede prolongarse a una gran cantidad de años y esto puede suceder porque por alguna razón, la persona no se permite vivirlo expresando sus sentimientos, como llorar y enfrentar su coraje, su culpa. Hay que vivir el duelo para que no se convierta en enfermedad, para que no se vuelva un “duelo patológico”

RECOMENDACIONES PARA VIVIR EL PROCESO DE DUELO

-Permitirse estar de duelo: darse permiso de sentirse mal, de sentir el dolor, pues es el primer paso para recorrer este camino.

-Abrir el corazón al dolor: exteriorizar todas las emociones que aparezcan sin reprimirlas.

-Tomar en cuenta que recorrer el camino requiere tiempo: lo que verdaderamente puede ayudar es qué es lo que hace cada uno con el tiempo. Hay que vivir el día presente, pero también estar preparado para las recaídas que pudieran surgir.

-Ser amable con uno mismo: puede ser que después de un cierto tiempo, la gente comience a decir que ya debería uno sentirse mejor; hay que ser pacientes con uno mismo, no creyendo que ya es tiempo de sentirse mejor pues los tiempos son propios y diferentes en cada persona.

-No tener miedo de volverse loco: hay que vivir todos los sentimientos durante el duelo, aunque éstos sean muy intensos y a pesar de que otras personas aconsejen a uno “ser fuertes”.

-Aplazar algunas decisiones importantes: en estos momentos uno puede sentirse confundido incluyendo todos los sentimientos que acompañan al duelo, por esto es mejor tomar las decisiones importantes cuando ya uno se sienta mejor.

-No descuidar la propia salud: hay personas que se sienten tan mal, que se olvidan de su cuerpo. Debe uno estar pendiente de alimentarse bien y de no abusar del tabaco, ni del alcohol, ni de los medicamentos.

-Agradecer las pequeñas cosas: valorar las cosas buenas que se siguen teniendo o encontrando, sobre todo, los lazos familiares, amistades, terapeutas, sacerdotes.

-Animarse a pedir ayuda: permitir a los demás, estar cerca de uno aunque ellos no estén pasando por el mismo proceso, pues ellos lo que quieren es que uno se sienta bien y ayudar, aunque no sepan cómo hacerlo. No hay que quedarse esperando la ayuda, hay que animarse a pedirla.

-Procurar ser paciente con los demás: no tratar de complacer a las personas que con buena intención, intentan que uno olvide el dolor; es mejor apartarse discretamente de estas personas y estar cerca de quienes permiten a uno “estar mal” o desahogarse.

-Tener mucho descanso, algo de disfrute y una pizca de diversión: darse permiso y oportunidad de reírse, de hacer bromas, de disfrutar.

-Confiar en los recursos para salir adelante: acordarse de cómo uno solucionó situaciones arduas anteriores; no basta con esperar a que todo se vaya dando, uno también tiene que dar algunos pasos difíciles para reponerse.

-Aceptar lo irreversible de la pérdida: admitir la dolorosa realidad aunque sea lo más difícil que uno ha hecho en su vida. Algunas cosas que pueden ayudar son: hablar de la pérdida que se está viviendo, visitar el cementerio, conversar sobre las condiciones de la muerte.

-Ser consciente de que elaborar un duelo no es olvidar: el proceso del duelo permite darle un sentido a todo lo que se vivió con lo ausente.

-Aprender a vivir de nuevo: aprender a vivir de manera diferente, a vivir sin ese “algo” o “alguien” que ya no se tiene.

-Centrarse en la vida y en los vivos: soltar el pasado y ver las nuevas posibilidades que ofrece la vida. Lo muerto queda afuera, pero la vida continúa.

-Definir la propia postura ante la muerte: no significa que se tiene que coincidir con lo que otros piensan sobre la muerte, a cada uno corresponde aclarar su posición ante ella. Hay cinco temas que es necesario tener determinados: la identidad sexual, la posición filosófica, la relación con los padres, el proyecto de vida y la postura frente a la muerte.

-Buscar las puertas abiertas: a veces uno está tan ciego por el dolor que se siente, que no se da cuenta de las nuevas puertas que se abren y es importante ser conscientes de esto para estar abiertos a esas oportunidades que se presentan.

-Cuando ya se tenga una buena parte del camino recorrida, hablarles a otros de la propia experiencia: hay que compartir con otros que están recorriendo el camino del duelo, lo que uno aprendió cuando pasó por ello, pues esto es de gran ayuda para el doliente.

Jorge Bucay.